martes, 28 de septiembre de 2010

Recuerdos...

Estaba de espaldas a él, mirando hacia la pared de enfrente. Un brazo suyo me rodeaba de forma que su mano descansaba sobre mi hombro. Vale, debía tener cuidado al girarme para no despertarle. Poco a poco, fui girándome, intentando no moverle demasiado. Parecía tener un sueño profundo, pero no podía fiarme. Cuando al fin conseguí volverme, mi corazón dio un vuelvo. T. dormía plácidamente, con la cabeza tan cerca de mí que podía sentir su respiración. Y en ese momento no pude evitar que me viniese a la mente la idea de que su rostro, con esa expresión de paz descansando sobre mi almohada, era la imagen más bonita que había visto en mi vida.


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