Surgiste de la nada y me encontraste para volver a hacerme ser yo. Me convenciste
de que sí, de que realmente merece la pena, y estábamos allí por algo. Estaba convencida de que ibas a devolverme la vida, pero quizá sólo sirvió para darme cuenta de que era imposible. En silencio, estabas tan cerca que podía sentirte respirar, incluso sentir tu corazón bombeando sangre. Era tan fuerte,que incluso noté como mis latidos se aceleraban.Sentí, realmente, como si se me hubiera rasgado el corazón.
Quería tus besos , pero tú no necesitabas los míos...
Eso pensaba hasta que cada vez estábamos más cerca, podía oler tu rizado pelo y mirarte a esos verdes ojos directamente, en silencio aparentemente, pero desgarrándome la garganta en lo más hondo de mi ser pidiéndote a gritos que lo hicieras. Nuestros labios, susurrándose durante un instante cosas a espaldas del diablo, se juntaron. Un beso corto, pero sincero, un beso lleno de enigmas, y de pensamientos extraños. Pero no fue nada más que eso, un beso.
Qué pena que sea más intensa la fuerza del agua que separa nuestras vidas; los vientos de cientos de kilómetros y las millones de personas que corren detrás de tí.
Tan bonito... tan imposible.
Con la colaboración de Pilar.
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